8.22.2007

retrato

La hija de un humilde artesano, un decorador de cerámicas, preparó una última cena con su prometido que partía al alba, quizá para siempre, a la guerra. Deseosa de guardar un recuerdo imperecedero y personal del joven, mandó que siluetaran el perfil de la sombra de su rostro que la luz de una vela proyectaba en un muro y que fijaran su huella en una placa de barro. La joven creó el primer retrato de la historia. La sombra de la sombra de una sombra. la imagen de otro ser, la imagen del otro, otro amado, de un igual, la imagen de la niña de los ojos de la joven, nació cuando en un amanecer melancólico una muchacha puso sus ojos, por última vez, sobre otro ser humano al que quería, cuando lo miró, lo reconoció y lo apreció para siempre.

(Fragmento tomado de El sueño de una sombra. Trías, Llorente, Azara)

la masa silenciosa de Kan-Si


Kan-Si. Retratos Informales, 1999

“Tuve con claridad y de manera intensa una percepción impregnada de muchas frustraciones de que sólo éramos una gran y gruesa masa de personas informes y resignadas, a merced de la cosa pública, anónima ante esta y sin voz, algo así como entes de personalidad conciliadora e indefinida, seres en los que los contornos de los rostros (puerta del alma) se niegan a dejarse transcribir pictóricamente. Seres que aparentemente lo aceptan todo”. (Kan-Si)

8.20.2007

Lotes baldíos


Matías Movillo. Sin título (2004)

La ciudad tiene lugares
donde no sucede nada,
lotes baldíos ocultos

tras una barda. Afuera,
un número de teléfono
se despinta, nadie compra.

Protegidos por el muro,
asiende la lagartija,
se espesa el matorral entre

basura. Si hay otra vida,
que sea así. Atrás de un muro
ser sólo botellas rotas,
lastas rendidas de lluvia.

(Fabio Morábito)

8.12.2007

La música me hace rodar
como animal en sábanas
con aliento de vino
a las dos de la mañana
sobre la mirada marrón
mientras los dormidos cantan como grillos
yo busco un arrullo de nicotina
bocanadas con la forma de tus ojeras
ojeras con el hueco de tu voz
besos.

A dónde mover los ojos
después de taladrar el techo con las pupilas.
A dónde mirar con los ojos que ya no buscan
la ciudad filtrada entre tus cabellos.

El aire cúbico
el aire con forma de edificio me penetra el corazón,
la ciudad es un molde para mi cuerpo,
para este vuelo congelado
hacia ti.

Qué tarde me dará un poco de tu claridad,
de la maraña de humo
de tu voz.

Ahora soy yo la que no deja dormir
la que levanta a la gente en la mañana para charlar,
contar los sueños,
o no hacer nada.

Invento desayunos a cambio de un despertar
entiendo los despertares que buscabas,
recuerdo el sueño invencible en medio de tu voz
amanecida.

Yo hago un café instantáneo
un segundo de amor,
sólo eso,
tú fuiste veinticuatro
y te alejaste con rostro de anciana buena
con misterio,
con los ojos abiertos
y las ganas.
Yo no sé,
a veces me parto por nada
me doy de topes
me hago un nudo.

Soy torpe
y también me entran ganas de escabullirme
de llegar al silencio
de tocar el silencio
pero llevo una vibración ingenua:
unas ganas de arrancar cortinas
y asir con mis manos las cosas más simples.

Te recuerdo dibujando sobre las rutinas con el índice,
tocando a penas con la punta del dedo esas canciones
y cayendo, siempre cayendo,
como ahora
yo de madrugada,
a ti.

8.01.2007

Nubes de poliestireno (para Gilda)

Con una navaja en la mano. Así me recibía. Me pedía que dejara la puerta abierta, me daba un beso apurado en la mejilla y se tiraba al suelo a navajear bloques de unicel. Mientras conversábamos volaban los trozos blancos, produciendo una nevada que nublaba sus grandes ojos negros de una forma inacabable para mi memoria, bellísima.

Se reía en medio de la locura de su brazo serpenteando la navaja. El piso de su casa estaba cubierto por capas y capas de fragmentos celulares y blancos.

La conocí en la escuela, en una clase de escenografía. Recuerdo su silencio. Sus labios sellados frente al vaso de hielo seco en la cafetería, mientras sentada, movía sus pies al ritmo de la rola que sonara en los audífonos. A veces me sentaba con ella y entre tanto callar nos hicimos cercanas.

Siempre estaba girando su espacio. Movía los muebles y los miraba fijamente, parecía buscar un dibujo en los huecos que se hacían entre el sofá y la cama, entre la silla y la tele. Espacios perfectos donde reposara el aire. Luego se sentaba de nuevo en el centro de la pieza, respiraba, bebía café, ponía música y se levantaba a voltearlo todo, otra vez.

Un día me dijo que nuestra identidad incluía una silla, la cocina, la ventana, el tablero de ajedrez, el maniquí que tenía sobre la mesa y todas las partes de nuestro cuerpo que alcanzáramos a ver. Estamos dentro de nuestra inmediata lectura del mundo (decía) están ahí nuestras manos y pies, nuestro torso, la realidad siempre impregnada de nosotros.

Aunque somos un punto en el espacio (añadía quitándose los pequeños fragmentos blancos de sus brazos), cada mañana frente al espejo, con la boca atestada de dentífrico, somos de nuevo torpes y gigantes. Nuestro reflejo es la foto de un convicto violentado por la noche, apañado apenas por la policía, confuso, terrible.

Cada mañana, nace en las pupilas de ese desconocido que vemos en el espejo, la inmensidad. Entonces nos miramos como la primera vez que vimos el mar. Ahí, en nuestros ojos idiotas puede que se estire una sonrisa que nos empuje el cuerpo a la calle para sin darnos cuenta de nada, andar.

Después de decir esto me miró sonriendo, la recuerdo bien en medio de su rápida y filosa maniobra, completamente velada por la lluvia de unicel.

Cuando me acercaba a su cuadra las piernas me temblaban, pues sabía que pronto mis pies tocarían las nubes. Al llegar sentía el alivio de mis pasos flotantes sobre los trozos de poliestireno. Nunca supe que tan lejos me encontraba, cuando estaba frente a ella, del suelo. Sólo sé que flotaba y ella se reía al ver en mí ese gesto inofensivo, se enternecía cual si viera a un gato enredado en un atillo de estambre. A mí, la única certeza que me queda es que cada que iba a visitarla olvidaba mi cuerpo dentro de su casa.

Qué de malo puede haber en que uno pinte pajaritos



www.longbeachtransit.blogspot.com

v

Hermosillo, Sonora, Mexico

algunos lugares

archivo