6.14.2008

bon día

Jorge Rodriguez Gerada. Emma. Barcelona 2006

Me gusta la ciudad por la mañana, así que no me costó salir temprano a comprar un frasquito de café, cuando de vuelta a casa, por el quiosco leo: El arte es un animal. Ea. Me detengo, toda amodorrada aún, tomo un periódico, en el que ahora, tumbada en mi habitación -aguuusto-, encuentro este reportaje sobre el arte callejero. Aquí un fragmento. Salud.


REPORTAJE
El arte marca su territorio
FIETTA JARQUE 14/06/2008 El país

El arte es un animal. Lleva mucho tiempo encerrado en edificios y casas, mirando por la ventana o dejándose calentar controladamente por la luz artificial. Hasta el más radical o rebelde suele terminar bajo techo, protegido. Debidamente mantenido, quieto, silencioso. Preservado, a veces, durante siglos. El arte es, en general, un animal doméstico. Quizá un gato. Un felino que no ha perdido del todo el instinto merodeador. En los últimos años hay una especie que circula por la ciudad, que aparece y desaparece, y deja colgando en el aire su sonrisa como el enigmático gato de Cheshire.

Lo llaman arte urbano, street art, arte callejero de la era posgraffiti. Porque no nos referimos a las pintadas de nombres y tags (firmas) que invaden ya las paredes de las grandes ciudades de todo el planeta, muchas veces estropeando entornos o emborronando aún más el caos visual en el que vivimos, sino a aquellas otras manifestaciones que plantean al transeúnte una relación levemente distinta con su hábitat. Hoy existen artistas que han elegido los muros viejos y abandonados para devolverlos al mundo visible con un diseño, otros que atacan los paneles publicitarios transformándolos en una parodia de sí mismos, unos terceros que colocan en las calles objetos o signos sorprendentes y algunos más que idean distintas estrategias para interactuar con la gente de la calle, aquella que jamás entrará en una galería de arte o en un museo. Es un arte ilegal, perseguido, que a menudo se salva por el indulto popular. Pero no faltan los intentos de domesticarlo. Desde hace un par de semanas ha entrado en el templo del arte contemporáneo, la Tate Modern de Londres. Eso sí, por fuera.
Jorge Rodríguez Gerada, neoyorquino de origen cubano que reside actualmente en Barcelona, empezó en los años noventa dentro del grupo de activismo social Artfux. En el libro No logo, de Naomi Klein, se le cita como "uno de los más inteligentes y creativos fundadores de la contrapublicidad, que en la práctica consiste en parodiar los anuncios y en asaltar vallas callejeras para alterar por completo sus mensajes".
Él lo explica: "Hay un fenómeno muy norteamericano en el mundo publicitario, que consiste en situar las vallas de anuncios de alcohol y cigarrillos, por ejemplo, en los barrios más deprimidos económicamente. Gente pobre que lo pasa mal y quiere emborracharse rápido y barato. Nuestras acciones pretendían llamar la atención sobre esta estrategia, algo perversa". Y continúa: "Yo necesitaba hablar de las cosas que creía más importantes, pero buscaba una salida más universal para ellas. No quería entregarle el poder sobre mi obra a las empresas sino utilizar sus propias plataformas. Aunque pienso que no deberían permitirse ese tipo de anuncios en las vías públicas, existen leyes que protegen la propiedad de esos espacios privados. ¿Cómo podía hablar de ese tema, quitándolos a ellos de la ecuación? Lo de ser ilegal o legal era secundario, lo principal era el impacto de lo que podías ver. Mi intención era llevarlo, además, a la metáfora visual, a la poesía", dice Rodríguez Gerada.

Esa etapa ya pasó, pero este ex estudiante de Bellas Artes, que dejó la carrera a punto de terminarla por no estar de acuerdo con el rumbo fijo que querían trazar a su carrera profesional, sigue trabajando en las calles. En su obra actual también hay poesía. Escoge a gente anónima, del vecindario, y dibuja sus retratos a gran escala, la de toda una pared de dos plantas, por ejemplo. "En la experiencia con Artfux en Nueva York, éramos recibidos, con frecuencia, con gran entusiasmo por parte de la gente que pasaba por allí. Se ofrecían a ayudarnos, a sujetar la escalera... y ahí vi que el diálogo con la gente del vecindario era una parte muy bonita del trabajo. Me llevó un tiempo encontrar la forma de encajar esa idea en la forma que desarrollo actualmente, pero ahora, cuando hago estas intervenciones, la gente viene y me pregunta por qué hago esto, yo bajo y se lo trato de explicar. A veces les choca, porque hago un esfuerzo especial para que estas obras se despinten con la lluvia. A la gente le cuesta aceptar que se haga tanto esfuerzo para que al día siguiente haya desaparecido, nuestra sociedad no está acostumbrada a algo así. Y eso también es bonito".

(más aquí: http://www.elpais.com/articulo/semana/arte/marca/territorio/elpepuculbab/20080614elpbabese_3/Tes)

5 comentarios:

hf dijo...

¡Jooo! ¡Qué bien! A manera de eco a este post tuyo he puesto algo de graffiti en el mío http://ungatollevaotrogato.blogspot.com/
Gustazo saber que te va bien en Barcelona. Yo igual me acerco a final de mes, si hago fiesta de cumpleños por allá te invito, sólo avísame a dónde. Saludos, lf.

overcast dijo...

bon día bámbola que mira.

venecia lopez dijo...

Saludos, lf. qué maravilla. acá nos veremos!


y bona nit para ti, guapo.

Anónimo dijo...

cumbiera de mi corazón

un beso

gilda

venecia lopez dijo...

baila felicia...tn tn tn tn tn

un beso.

v

Hermosillo, Sonora, Mexico

algunos lugares

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