11.17.2008

Acatisia

Su alma es como un laúd templado
No bien lo tocan, vibra
De Beránger


Los temblores de tierra son soberanos de nuestros miedos. Vicente Fernández (Huidobro) veía en los terremotos un himno a Isolda, la mujer más bella e intensa sobre la faz de la tierra. El Poseidón homérico, además de gobernar los mares era el encargado de producir los terremotos. Eventualmente hacía sacudir la tierra para “aligerar su peso humano”. Son temibles y aciagos, pero hay terremotos que construyen. El poemario que tengo ahora entre mis garras se llama Rocío Romo y lo escribió un ser muy especial llamado Acatisia.


La acatisia, si aún hace falta decirlo, es un terremoto íntimo, un temblor debido a ciertos desórdenes físicos y emocionales. Un temblor, una especie de escalofrío que es cada vez más común en nuestros días. Ahora no basta preocuparnos por los edificios que nos puedan caer encima o los bloques de asfalto que nos puedan hacer desaparecer bajo la tierra, No. Ahora también habrá que preocuparnos de que nuestros terremotos personales no nos destrocen hasta los escombros.


Este poemario describe un viaje. Lo sé. Un cliché en las presentaciones de poemarios es decir: este poemario es un viaje. Pero este en realidad lo es. Los otros no.
El viaje de la atormentada voz poética de Acatisia comienza en la naturaleza. Un entorno natural que, aunque le es querido, le es también extraño. Después de abandonar la naturaleza trata de encontrar un recipiente para su voz, la busca en sí misma, en los amigos, en los recuerdos. El temblor reaparece y se hace dueño de sus palabras una y otra vez. El alma atribulada se parece a un árbol:


“Sus hojas aletean sentimentalmente descubiertas
al menor indicio del viento"


y aunque la voz intenta encontrar un haz mínimo de trascendencia, no olvida su cuerpo efímero, la importancia de los sentidos, tal vez su única salvación en un mundo dominado por la razón y una ciencia fría e inhumana.


Acatisia es un solo poema en ocho partes. Pero ante todo, Acatisia es un poema desnudo. Se deja de metafísicas y nos enfrenta a una realidad emocional y cercana. Contiene lo que podemos llamar un subjetivismo compartido; sí, cada uno de nosotros se puede identificar perfectamente con las encontradas sensaciones muy variadas, de contrastes sorprendentes.


Acatisia, pues, es un poema que no es feliz, pero que trata de felicidad. De su búsqueda y de su ausencia, pero también de su soberanía sobre todas las cosas. Y de cómo un solo segundo de felicidad puede hacer valer la pena todo un Sísifo de pena y tribulaciones. La vía a la felicidad no es fácil y la voz que protagoniza este poema decide que la libertad es el camino. La libertad de cuestionar el mundo y la libertad de abandonarse a sus sentidos, que lo abarcan todo. Por voluntad propia no siente la paz que el contorno la obliga a sentir. Está siempre ahí ese lúgubre presentimiento, ese temblor... que tal vez es malo, pero que tal vez es bueno, que puede ser un derrumbe, o puede ser una explosión festiva. La voz termina por ser alguien que no siente lo que debería sentir, o alguien que, sencillamente, ya no fuma como debería.

Carlospacheco, martes 7 de mayo,2002

Acatisia

de Rocío Romo

V


"No temo a la muerte, no temo a la vida...
para eso siempre llevo aspirina"
Eskorbuto


Quiero morir
pero no de mentiritas;
como por neurosis común suele fijarse el anhelo de muerte.
No puedo dormir.
Y exhalo suspiros ciclónicos hacia el cuarto de mi madre;
pero se me aprehende el corazón como niño tímido
el egoísmo.
Ella necesita dormir y no tiene culpa.
La desesperación está segura del cansancio físico
que me vuela las piernas.
todo está listo para enlazar al astral
y dormir eternamente;
pero la oscuridad inventa juguetes nuevos,
y así ruedo y ruedo
entre sábanas y almohadas
que no me acogen sensibles esta noche.
Fumé el último cigarro,
mi canción de cuna.
Pero pataleo
impotente ante la noche.
Y ésta, silenciosa me señala,
va a nutrirse de mi insomnio otra vez,
sello ojeroso de meses atrás.
Hago un trato contigo,
Morfeo,
salúdame de mano
fraternalmente apretada en un sueño;
quiero morir,
y mañana salpicar de Rocío la cara
que ya no se parece a mi.
Sabiamente,
no quiero estropear mi cuerpo;
imploro un cansancio creador de sueños,
floto impregnada de agua fantasma
en abismos con fondos inconclusos,
porque
no pienso en nada;
ahora
no hay angustia,
ahora
quiero morir,
congraciarme naturalmente con la vida.
De mi punto de partida
(el día de hoy),
exige la nocturna el temblor y el temor de mis manos,
que al no encontrar
fragmentos en algún filamento fantástico
dentro del trajín cotidiano y común,
vacías mueren, de por sí,
mis manos de tristeza.
Y el litoral más cercano
es el cielo.
Por consiguiente
el avanzar danzante,
bailarín de caminos inventados por mis pies
ha caducado mi ánimo.
De la tierra
Ya no emerge un candado hacia mis pies,
ya no camino.
Saltaré
Si mañana lo permite
La fortaleza superior que me hace ojitos cada día.
Saltaré...
... con la inercia entre los pies.
Por que quiero morir
pero no de mentiritas.

...

(y a los ojos, y hasta siempre)

11.12.2008

casi tan cruel como un resumen de noticias


Gao Xingjian. Tinta sobre tela y proyección de video de la exposición 'después del diluvio'.


Hace unos días, recorriendo la calle de las galerías (Consell de Cent) perdí el optimismo. Sucedió al encontrarme, en los muros de la fundación Círculo de Lectores, con la expo de Gao Xingjian (Novelista, dramaturgo, director teatral, traductor, crítico y artista plástico, su obra está censurada en China y vive exiliado en Francia). La expo se titula después del diluvio. Tinta china sobre lienzo y la sensación de que una gota gigante de tinta te succiona. Formatos grandes. Inevitable estremecer frente a estos cuadros y videos. Mientras miraba los abismos de Gao, pensaba que afuera me esperaba un cielo terrible, envejecido, pero la noche se levantó como un monstruo de tinta sobre la ciudad mientras yo intentaba construír con el cuerpo una orilla, un final, o por lo menos imaginaba eso mientras en realidad lo que intentaba era forjar un cigarrillo, sentada fuera de la galería, viendo pasar los coches. Tremendo Gao. Caminan cuatro seres inconscientes apoyando su frente en la nuca del otro y van. Caminan como un elefante tropezando con los restos de alguna ciudad. Tremendo Gao. Ahora mientras los coches pasan mi mente es pesada como esos pasos de elefante, y pareciera que sólo quedan cosas terribles. Una costra de tinta, Gao dice, la condición humana:


El artista "puede expresarse con su voz propia, su mente, su
alma puede analizar la condición humana y su voz es en cierto modo la voz de la
conciencia, algo necesario", ha añadido el artista. Xingjian es de la opinión,
sin embargo, de que la voz del artista, del escritor "deja al menos un
testimonio de las condiciones difíciles y complicadas, así como de los propios
complejos de la condición humana, mucho mejor que la historia escrita por el
poder". (Gao Xingjian, tomado de una nota http://www.lavanguardia.es/)

11.04.2008

Álter Ego, la chica adulterada de Abril Garcia

Abril García. En la mira. 2008.

Y vio que la realidad resultó ser el estado más adulterado de la verdad.
Ricardo Castillo


Con la carne transparente y los ojos vacíos, lacónica, grácil, cual personaje de historieta sobre colores estridentes, Abril García nos muestra en Alter Ego otras versiones de sí misma.

El dominio en las técnicas de ilustración, la actitud lúdica y relajada de sus personajes –que son ella misma-, los intensos colores utilizados como planos y el trazo en la silueta, son elementos que remiten al diseño, y claro, al arte pop, inspirado en todos aquellos objetos de consumo masivo y comercial.

Sin embargo, Abril no reproduce los rostros de personajes de cine, ni etiquetas de populares productos comerciales, sino que se toma a sí misma y se muestra transmutada por el efecto que deja en ella la realidad contemporánea.

Entonces, se puede percibir que la pintora no reutiliza la estética pop en su obra sino que transita por ella. Abril se interna, con un dejo sarcástico y existencialista, en eso que consumimos como realidad -asediada por la publicidad, trastocada por los medios de comunicación, velada por la política, reproducida a la máxima potencia en el Youtube- y saca en claro una versión de sí misma “contaminada” por el entorno y el consumo.

Así es como emerge ante nosotros esa chica de enormes gafas, peinado exótico y camiseta que la reclama póser, alimentando en el espectador la sensación de falsedad, que con ironía la pintora señala en el mundo al hacerse señalar a sí misma por esa mano que usurpa el espacio del cuadro (En la mira, 2008).

Y qué queda del ímpetu, de la contemplación, qué hay de la sonrisa, de la rabia, qué queda del tedio de un martes por la tarde. Estos son algunos de los temas que Abril explora en su obra. Allí, donde se representa a sí misma asemejando cada vez más un personaje de comic, de videojuego, de cartel, es también un personaje sumergido en la subjetividad de la emoción. De esta manera la pintora se muestra desnuda ante el espectador, traduciendo su cuerpo al lenguaje visual que la sociedad de consumo deseamos ver.

Así, Abril García, introduce toda su humanidad en el espacio físico de la cosificación (Cosificada, 2008), exhibiendo lo bello y lo terrible del ser, inevitablemente adulterado por la realidad contemporánea.


Del 23 de octubre al 12 de diciembre
Sala de Arte del Instituto Sonorense de Cultura Obregón No. 58, entre Yañez y Garmendia Colonia Centro.
Hermosillo, México.

!Vientos, Abril!

v

Hermosillo, Sonora, Mexico

algunos lugares

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