12.13.2010

una mujer que no duerme

"Un día como éste, un poco después, o un poco antes, descubres sin sorpresa que algo no funciona, que, para hablar sin reticencias, no sabes vivir, que no sabrás jamás.
El sol pega sobre las láminas del tejado. El calor en la buhardilla es insoportable. Estás sentado, arrinconado entre el banco y la repisa, con un libro abierto sobre las rodillas. No lees ya desde hace rato. Tus ojos se quedan clavados en la repisa de madera blanca, en una palangana de plástico rosa dentro de la cual se enmohecen seis calcetines. El humo de tu cigarrillo abandonado en el cenicero se eleva, en línea recta o casi, y forma una capa inestable bajo el techo marcado por minúsculas fisuras.
Algo se rompía, algo se ha roto. Ya no te sientes -¿cómo decirlo?- sostenido: algo que, te parecía, te parece, te ha confortado hasta entonces, te ha alegrado el corazón, el sentimiento de tu existencia, de tu importancia casi, la impresión de estar adherido, de nadar en el mundo, de pronto te abandona."
Georges Perec
 de Un hombre que duerme



Saliste de la Uni y no supiste a dónde ir. Fuiste a tu casa. Ahora bebes café con leche y no te importa que sea noche y que quizá mañana no despiertes. No puedes dejar de leer, de pensar en voz alta y en segunda persona, y aunque la lectura sea a veces densa (maravillosa), tampoco puedes dejar de sonreír porque, además de que el libro está bien cabrón, ya lo sabías mientras tomabas el autobus en la Uni, lo sabes ahora que haces el tonto en segunda persona: ya comenzaron tus vacaciones :D


Perec


1 comentario:

Anónimo dijo...

Enverdad que no quiero que MIS MANOS recobren nuevamente fuerza.

v

Hermosillo, Sonora, Mexico

algunos lugares