"Y entonces lo comprendí. Habíamos sido unos magníficos compañeros de viaje, pero, en definitiva, no éramos más que dos solitarios pedazos de metal trazando su propia órbita cada uno. Desde lejos parecían bellos como estrellas fugaces. En realidad, sólo éramos prisioneros sin destino encerrados cada uno en su propia cápsula. Cuando las órbitas de los dos satélites se cruzaban casualmente, nos encontrábamos. Quizá simpatizábamos. Pero sólo duraba un instante. Momentos después volvíamos a estar inmersos en la soledad más absoluta. Y algún día arderíamos y quedaríamos reducidas a nada".
A veces me parece
que estamos en el centro
de la fiesta
sin embargo
en el centro de la fiesta
no hay nadie
En el centro de la fiesta
está el vacío
Pero en el centro del vacío
hay otra fiesta.