9.05.2011

bienvenida

 La mirada de  los pasajeros traspasa al chofer, traspasa los cuerpos de los otros, traspasa el parabrisas. Más que el autobús abordo su ruido, la lluvia, y me embarco con los demás en un segundo que vale otro vivido en otra parte. La ruta parece sacarnos de la ciudad, el desierto se antoja un destino, será porque a veces en lo urbano olvido que vivo ahí. Rumbo al taller encuentro a un señor pintando bajo un techo de lámina, es casi una alucinación, o una práctica suicida en un domingo a cuarenta grados .Tiene su obra al rededor, cuadros comerciales todos, de flores y paisajes, pero están sobre unos lienzos que se notan hechos por él mismo, lo miro tan insistente que me sonríe por encima del cuadro que está pintando.
El taller. Afuera todos haciendo tanto esfuerzo por tener derecho a un piso, por conservar la sangre dentro del cuerpo, por dar un paso después de otro, por comprobar el rostro frente a los demás, frente a un espejo. En el taller un lenguaje que parece agua, filtrando el día, dejando algo de eso que se vive afuera en un rostro apareciendo y desapareciendo en la pintura. La música, la luz que hace diagonales desde la ventana, un elefante para Dante, nosotros "todos" ahí suspendidos por un rato, sin tiempo (gracias de nuevo).

1 comentario:

MUNICIPALITOS dijo...

palíndromo preferido de Roma.

v

Hermosillo, Sonora, Mexico

algunos lugares