Lo que consumimos o rechazamos poco le importan al mercado o la institución que son los que a fin de cuentas determina (nos guste o no) a que pieza le confiere el título oficial de arte, obedeciendo a criterios que poco tienen que ver con la producción artística o con cuanto hayamos idealizado de esta profesión.
No pasemos tragos amargos porque a una pieza que nos desagrada le otorguen este título, mejor sería investigar la pieza, preguntarnos por qué se considera arte, por qué no nos gusta. No bloqueemos esa vía de conocimiento. Permitámonos la reelectura.
Produzcamos desde una postura honesta, que en este pueblito una producción congruente y consistente es lo que falta. Volteemos al entorno, volteemos hacía nosotros mismos. Hagamos lo que realmente nos interesa, investiguemos, divirtámonos, emprendamos la búsqueda y liberémonos de prejuicios de una vez por todas.
|
No hay comentarios.:
Publicar un comentario