Aventada hacia enfrente, salida de mi cuerpo, comprendo de una vez por todas que para vivir aquí hace falta coraje, cierta rabia que ayude a sanar algo, que ayude a salir cada mañana. Que es mucha la banalidad y que a veces no podemos ni sabemos ser de otra forma. Pero a pesar de la violencia y el absurdo hay días dulces y miradas demasiado humanas. Un té y aspirinas. Supongo que seguimos en esto
de vivir.
As good as.
Hace 1 día.
1 comentario:
suponemos.
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